DESARROLLADORA: Decostructeam
DISTRIBUIDORA: Devolver Digital
VERSIONES: Linux, Mac OS, PC
FECHA DE LANZAMIENTO: 22.01.2018
VERSIÓN ANALIZADA: PC
CYBERPUNK ENTRE COPAS
Desde hace ya unos cuantos años el género narrativo está viviendo sus mejores momentos. Aquellos proyectos que nacieron casi de forma experimental en el ámbito de juegos independientes, se han popularizado de tal manera que incluso grandes compañías quieren contar con su respectivo representante, aunque sea a golpe de talonario como ha hecho Valve adquiriendo Campo Santo, compañía detrás del estupendo Firewatch. Sin embargo este no es el caso de The Red Strings Club, un juego realizado por una pequeña desarrolladora española cuya apuesta va más allá de crear otro juego narrativo más como tantos otros hay en el mercado. Porque si de algo puede presumir la obra que nos ocupa es precisamente de ofrecer cosas nuevas tanto en la parte narrativa como a nivel de mecánicas. El resultado final es, cuanto menos, interesante.
La trama del juego nos lleva a un futuro en el que la humanidad ha desarrollado una tecnología de implantes capaz de controlar las emociones de los seres humanos. ¿Necesitas aumentar tu autoestima para abordar una reunión importante? ¿Quieres olvidar alguna mala experiencia pasada que te atormenta día a día? No hay nada como unos buenos "chutes" para que el ser humano consiga la felicidad plena, aunque no todo es tan idílico como podría parecer. Existe un trasfondo de grandes empresas que quieren utilizar esa tecnología para fines no tan éticos, y en mitad de este contexto se encuentra el Red Strings, un club de aspecto muy clásico donde aparte de servir buenas copas y cócteles, se trafica con un bien menos tangible pero igual de importante como es la información. Y de eso va precisamente el juego, de mover hilos a través de hablar con otros seres humanos cuya influencia en la sociedad puede ser determinante.
La primera impresión que produce The Red Strings Club es que estamos ante una aventura gráfica con gráficos pixel art incluidos, otra de las muchas que hay por el mercado independiente. Pero esa apariencia no es más que una fachada que da cabida a un título puramente narrativo en el que la historia se desarrolla a través de decenas de líneas de diálogo y decisiones, las cuales solo se ven interrumpidas por un par de mecánicas jugables la mar de originales. Una de ellas consiste en saber preparar un buen cóctel capaz de destapar la lengua del cliente. La práctica en sí es muy sencilla, basta con ir echando licores hasta hacer coincidir un círculo con los estados de ánimo del cliente. La elaboración del cóctel tiene la capacidad de iniciar la conversación desde diversos estados de ánimo. ¿Quieres sonsacarle información desde la nostalgia, desde la euforia, desde la duda, o desde la depresión? Suena bastante original, ¿verdad? Lo cierto es que dicha mecánica, más allá de su originalidad, se usa en menos ocasiones de las esperadas a lo largo del juego, y en cierto sentido se siente hasta desaprovechada cuando al poco de empezar la historia se van desbloqueando nuevas posibilidades a la hora de preparar los cócteles, dando la sensación de que la cosa terminará adquiriendo una complejidad que nunca llega.
Y lo mismo ocurre con la fabricación de implantes, otra mecánica que por momentos te convierte en un especie de alfarero digital, cuya misión consiste en dar forma a dichos implantes. En este caso su aparición se limita a unos pocos minutos en todo el juego, por lo que se siente más como un añadido narrativo que como un minijuego capaz de enriquecer la experiencia jugable. La auténtica salsa del juego reside claramente en los diálogos y en el impacto que tus decisiones tienen sobre una historia que cuenta con diversas ramificaciones según tus respuestas. Es en este apartado donde el juego muestra todo su potencial, tanto es así que por momentos te sientes como el lector de un buen libro cyberpunk que te deja interaccionar de vez en cuando a modo de las decisiones de sus protagonistas. Meterse de lleno en la historia es sumamente sencillo gracias a unos diálogos brillantes que, a diferencia de muchos otros juegos de carácter narrativo, ni resultan pesados ni superficiales, más bien todo lo contrario. Ayudan no solo a construir el trasfondo sino también a dar carácter a los pocos, pero bien escritos, personajes que conforman el conjunto de la historia.
Es impresionante ver cómo se ha conseguido tal grado de inmersión en la historia, cuando todo el envoltorio gráfico no va más allá de unas pocas pantallas y personajes pixelados con cierto encanto, pero lejos de los mejores exponentes de este estilo retro. De hecho vas a pasar gran parte del juego viendo el mismo escenario de fondo, el interior del Red Strings, y solo en ocasiones puntuales tendrás el "privilegio" de pasar a otra estancia. Esa parquedad gráfica no tiene que sentirse como algo negativo, de hecho dado el carácter narrativo que emana por cada uno de sus bits, tampoco necesita de muchas más florituras. Además, el estupendo apartado sonoro plagado de melodías de carácter futurista, se ocupa de rellenar cualquier carencia ambiental que pudieras sentir.
De lo que no hay duda es que The Red Strings Club es un juego diferente. En ciertos aspectos se asemeja más a un libro que a un videojuego, y es ahí cuando se ve su mejor cara, la de contar una historia de manera brillante y capaz de plantear dilemas éticos al jugador. Cuando se despoja de ese traje narrativo metiendo unos pequeños mini juegos, estos, aunque divertidos, resultan menos profundos e interesantes que el trasfondo que les rodea. En ningún momento llegan a cortar el ritmo de la historia, pero quizá aportan menos de lo que podrían haber hecho. Aún así, hay que reconocer el mérito de los chicos de Decostructeam por atreverse a contar una historia adulta y repleta de matices como pocos, o ningún otro estudio de desarrollo ha hecho hasta ahora.
Una historia interesante y bien contada.
El apartado musical es excelente.
LO PEOR
Los minijuegos están algo desaprovechados.
6/10
Creeping.
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